El sistema de depósito, devolución y retorno (SDDR) de envases que Medio Ambiente pretende imponer a lo largo de 2018 trata, sobre todo, de yogures y envases de reciente aparición
Medio Ambiente pretende ampliar el radio de acción del SDDR
En la agenda de la Conselleria está ampliar el radio de acción a otros tipos de residuos. En el punto de mira se sitúan aquellos desechos en los que el actual modelo de recogida separada, el conocido como punto verde, no se ha demostrado demasiado eficaz. Se trata, sobre todo, de yogures -sólidos y líquidos- y envases de reciente aparición, cuyas reducidas dimensiones o composición dificultan su valorización en las plantas de tratamiento valencianas.
Según fuentes próximas a este departamento, algunos productores y envasadores ya estarían incurriendo en los supuestos que establece la normativa estatal para implantar un SDDR a escala nacional. Y así lo recoge, de hecho, la memoria del borrador legislativo en el que trabaja Medio Ambiente desde hace meses. «Se dan incluso las circunstancias según las cuales, es obligatoria la implantación de un sistema de depósito en España», reza dicho informe.
El documento, que rubrican dos altos funcionarios de la Conselleria y el propio director general de Calidad Ambiental, Joan Piquer, incide en las dificultades que están encontrando las plantas para valorizar algunos tipos de envase, que no pueden ser reciclados por el canal ordinario de gestión de residuos. El estudio advierte, además, de la peligrosidad asociada a una parte de ellos cuando interactúan con el medio natural, tanto terrestre como marino.
Para justificar ambas afirmaciones se incluyen informes técnicos de los gestores de cada una de las plantas de tratamiento que operan en la Comunidad. Y todos corroboran el diagnóstico. Ni siquiera el centro de Algimia de Alfara, de referencia y uno de los más avanzados de Europa, logra resultados óptimos de reciclaje para estos productos. En el mejor de los casos, la mayoría de los envases terminan como combustible para la generación de energía. Y en el peor, depositados en el vertedero.
Los más problemáticos son los de pequeño tamaño -inferiores a 90 milímetros-, entre los que figuran yogures, sólidos y bebidos y mini tetrabriks; pero también los envases de baja densidad, como las nuevas bolsas alimentarias que contienen zumos o fruta triturada; y las tapas de los yogures. Mención aparte merecen los cartuchos de silicona, que presentan serios problemas para su reciclaje pese a exhibir el punto verde.
Para este tipo de artículos, Medio Ambiente está barajando el establecimiento de un depósito, ya que la ley vigente así lo permite (siempre según su criterio) al tratarse de materiales de difícil valorización. En los próximos meses se iniciará, no obstante, una ronda de contactos con las principales envasadoras, que se pretende extender a productoras de yogures y zumos, para tratar de convencerles de que usen envases reciclables, como por ejemplo, el vidrio. De lo contrario, este departamento decidirá si incorpora un depósito o un incentivo para impulsar su recuperación. Se trataría, de cualquier modo, de una medida sin precedentes hasta la fecha, ya que ningún país europeo ha impulsado acciones con este impacto sobre la industria láctea.
Fuente: elmundo.es