Patricia Martija – Martes, 19/12/2017
RECUPERACIÓN DE LOS DESECHOS – Recogida en Sants de los posos de café que se convertirán en pellet / JOAN CORTADELLAS
Los recursos del planeta son finitos. Un hecho innegable que se ha obviado con mucha frecuencia para seguir con una producción al alza dentro de una economía lineal (de usar y tirar). Una actitud ya inviable por el cambio climático. La economía circular se presenta como solución y una revolución a ese sistema de utilización de recursos. La reintegración de los residuos en la producción será uno de los principales cambios en ese modelo.
El concepto es muy amplio. La economía circular ampara desde usos más eficientes del agua y la energía, hasta acciones para la reinclusión de residuos en el sistema de producción. Es decir, los desechos de la fabricación dejarán de ser un gasto para las compañías.
En Catalunya, 391 empresas lo han comprobado ya. La facturación total de todas estas compañías fue de 11.038 millones de euros en el 2014 (último año con datos). De estos, 4.090 millones pertenecen al negocio de la economía circular, lo que supone el 2% del producto interior bruto (PIB), según Acció.
Además, estas compañías juntas dan trabajo a 70.419 personas. El Consejo Europeo calcula que la adopción de la economía circular crearía unos 400.000 empleos en Europa. Eso demuestra que el cambio de modelo beneficiaría tanto al medio ambiente como a las firmas.
Karim Gabriel Cho, ingeniero con experiencia en proyectos de economía circular, lamenta que «ahora los residuos se tratan como si no tuviesen valor». Un error garrafal. Porque, continúa Cho, «cuando las empresas recuperan los residuos consiguen más beneficios».
La reutilización no tiene porqué empezar y terminar en la misma empresa. Los proyectos de economía circular, normalmente, implican a actores externos. Las compañías tradicionales, con un modelo de negocio lineal, venden los residuos que generan a otras para que los traten y les vuelvan a obtener provecho.
Estas colaboraciones serán otra de las bases de la economía circular. Sin embargo, para que estas relaciones funcionen, los productos deben estar pensados para la reutilización y reciclado. IgnasiCubiña, cofundador de EcoIntelligentGrowth, asegura que «si no diseñas pensando en los principios de economía circular, difícilmente te adaptarás».
Y no muchas empresas tienen en cuenta el consejo de Cubiña. Al adentrarse en el modelo de economía circular, las compañías creen que las soluciones deben darse al final de la vida útil de los materiales.
Otro de los errores comunes es pensar solo en innovación tecnológica. Cho subraya que «necesitamos innovaciones en modelos de negocio». Muchas oportunidades requieren ese cambio de chip. En Egipto unos emprendedores detectaron una posibilidad para crear negocio en la piel de las naranjas. El sector no sabía como tratar los residuos. Dos jóvenes egipcios empezaron a recoger este residuo, y lo trituraban para convertirlo en polvo. Ese material lo comercializan a productores de pectina. Ahora este ingrediente se usa en el sector alimentario para dar consistencia a la mermelada y a la gelatina. TheSwitchers, comunidad de emprendedores verdes, apoya este tipo de proyectos en la región del Mediterráneo. El grupo ha sido fundado por la Unión Europea. Difunde casos de emprendimiento de economía circular para captar la atención de las personas.
JonaLiebl, de SEED, una asociación privada para el desarrollo sostenible, cree que la difusión ya no es suficiente. «Debemos dar el siguiente paso e impulsar que estas ideas se repliquen en otros países», asegura. Cho comenta que esto «no es tan fácil» y apostilla: «la basura cambia de una población a otra».
Los especialistas sí coinciden en el análisis general. Se muestran optimistas con el futuro. Cubiña recuerda que «la moda es el segundo sector más contaminante, y están cambiando las prácticas principalmente porque sino su modelo de negocio dejará de ser rentable».
Las compañías de Catalunya han captado el mensaje. Según datos de Acció, el 83% de las empresas que aplican la economía tienen más de 10 años. Además, el 91% de las compañías son pymes.