Cicloplast, la sociedad sin ánimo de lucro dedicada al reciclaje de plásticos, es la encargada de coordinar el proyecto europeo Life EPS-Sure, que busca convertir las cajas de corcho blanco, de poliestireno expandido (EPS) -en las que habitualmente se transporta el pescado y otros alimentos frescos- en un nuevo plástico apto para uso alimentario, como envases de yogur.
Según explica Isabel Goyena, directora general de Cicloplast, «el proyecto Life EPS-Sure en un proyecto de I+D+i de reciclado de plásticos que pretende ofrecer una solución técnica, ambiental y económicamente viable para transformar cajas de pescado de EPS en nuevos envases de plástico (PS) adecuados para contacto alimentario».
En esta iniciativa, que cuenta con un presupuesto de 1,5 millones de euros, de los cuales la Comisión Europea aporta el 60%, tendrá una duración de tres años; participan, junto a Cicloplast, la Asociación Nacional de Poliestireno Expandido (Anape), Coexpan, El Corte Inglés y Total Petrochemicals Ibérica. De hecho, el proyecto se desarrollará en la planta piloto de esta última compañía ubicada en El Prat de Llobregat (Barcelona).
Aunque el proyecto se llevará a cabo inicialmente en España, «posteriormente se replicará y transferirá la metodología Life-Sure a otros países europeos», observa la directora general de Cicloplast.
Modelo sostenible
Así, «este proyecto proporcionará una solución única en la que, de forma completa y a lo largo de toda la cadena de valor, se demuestra cómo gestionar con éxito las cajas de pescado de EPS», explica Goyena. Para ello, se analizará toda la cadena de valor del poliestireno expandido. Por ello, se empezará por definir un modelo sostenible para recoger, transportar y reciclar las cajas de pescado de EPS transformándolas en granza de poliestireno para fabricar envases de contacto alimentario.
Además, se busca implantar procedimientos y buenas prácticas para el proceso de gestión del residuo de la caja de pescado, desde la logística de recogida, hasta su almacenamiento, pretratamiento y reciclado.
El proyecto también tiene planificado el desarrollo de una planta piloto que «demostrará que es posible fabricar poliestireno reciclado a partir del EPS de la caja de pescado y con la calidad adecuada para las altas exigencias que requieren las aplicaciones de contacto alimentario», asegura la directora general de Cicloplast. Además, también se pondrá en marcha una planta piloto para producir láminas de poliestireno con distintas formulaciones de este material virgen y reciclado, con el objetivo final de fabricar los envases.
Con este proyecto se busca dar salida a las cajas de poliestireno expandido, que son «envases óptimos que se utilizan habitualmente para almacenar y transportar productos frescos como el pesado, gracias a sus excelentes propiedades de aislamiento térmico, protección y seguridad alimentaria», indica Goyena.
Evitar el vertedero
Las cajas de corcho blanco son envases 100% reciclables, y de hecho, actualmente suelen destinarse a este fin; sin embargo, el flujo comercial, por su dificultad en el transporte no se valorizan correctamente, lo que provoca que a día de hoy gran parte de estos envases acaben en los vertederos de toda Europa. De hecho, en España el 65% de las cajas de EPS no encuentran una segunda vida, porcentaje que se sitúa entre el 50% y el 55% en el conjunto de Europa.
El objetivo final de esta iniciativa es conseguir que el 80% de las cajas que se retiran del mercado acaben en el reciclaje. «El proyecto EPS-Sure busca precisamente dar soluciones a las barreras que existen actualmente para la correcta valorización de las cajas de pescado como son: dificultades en al almacenamiento y transporte, debido a que se trata de un material voluminoso -98% aire y sólo 2% plástico- o la gran dispersión de puntos de generación», apunta la directora general de Cicloplast.
«En definitiva, el proyecto pretende convertir un residuo en un recurso con mucho valor evitando el vertedero y el littering. Demostrará que existen aplicaciones finales de gran valor añadido que harán rentable la gestión de este residuo y su resultado será clave para el aumento del reciclado. Se estima que podría reducirse en un 80% el vertido de cajas de EPS en Europa, a los 5-10 años de implantar el proyecto», continúa.
Se trata de un proyecto «muy ambicioso» porque «hasta ahora en ningún lugar del mundo se ha conseguido convertir este producto en plásticos alimentarios», asegura Goyena, quien confía en que si los resultados son positivos, a partir de julio de 2020, se podrá empezar el desarrollo para su comercialización.
Desde Total Petrochemicals Iberia, su consejero delegado, Marcelo Miranda, asegura que es «todo un reto ambiental y tecnológico» al tiempo que destaca que se trata de una iniciativa «pionera», ya que no existe una tecnología similar en Europa.
Asimismo, el director técnico de Coexpan, Gonzalo Sánchez, ha manifestado que con el proyecto se demuestra su «compromiso» con la sostenibilidad y con la economía circular, mediante el impulso de nuevas aplicaciones de plástico reciclado de alto valor. «Realizaremos diferentes prototipos de envases de PS con distintos porcentajes de reciclado procedente de las cajas de pescado de EPS. Es un reto muy importante, ya que hay que conseguir las propiedades técnicas necesarias para el envase óptimo», concluye.