KLM Royal Dutch Airlines es la primera aerolínea del mundo en reciclar botellas de PET para crear herramientas que serán luego utilizadas para reparación y mantenimiento de sus aeronaves. Las botellas vacías se recogen al final de cada vuelo y se transforman en filamento, el material utilizado en las impresoras 3D.
Este proceso significa que una botella de agua vacía puede convertirse en parte de una pieza de equipamiento realizada con impresoras 3D, ahorrando tiempo y recursos en el departamento de Ingeniería y Mantenimiento de KLM.
De la misma forma en que las impresoras normales utilizan tinta, las impresoras 3D necesitan filamento para imprimir. Antes, KLM compraba este material a proveedores externos. Actualmente, las botellas vacías de cada vuelo se envían a una compañía de reciclaje a cambio de gránulos de plástico de alta calidad, el material principal que compone el filamento.
Así, las toneladas de botellas de plástico que se descargan de las aeronaves en el aeropuerto de Ámsterdam – Schiphol, cada año, son recicladas en ese filamento.
El departamento de Ingeniería y Mantenimiento de KLM comenzó a utilizar impresoras 3D para agilizar los procesos de reparación y mantenimiento hace varios años. Por ejemplo, se crearon tapones especiales para proteger los neumáticos del Boeing 737 durante el proceso de pintura.
Además, el departamento de motores ya no utiliza cinta protectora durante el mantenimiento de las hélices de la turbina: la reemplazó por una cobertura impresa en 3D. Asimismo, se diseñó una herramienta que permite a un solo mecánico retirar los compartimientos de equipaje superiores del Boeing 787, mientras que anteriormente se necesitaban dos personas para esta tarea.
El departamento de ingeniería y mantenimiento utiliza cerca de 1,5 kilogramos de filamento de alta calidad por día. Al suministrar botellas PET como materia prima, KLM logró bajar el costo de filamento de 60 euros/kg a 17 euros/kg.
El objetivo de KLM para 2030 es reducir el volumen de residuos en un 50% en comparación con 2011. Esto será posible produciendo menor cantidad de residuos en general y aumentando la proporción de residuos que pueden reciclarse. En 2018, KLM redujo sus residuos en un 9%, y el 28% de lo restante pudo reciclarse.