El director ejecutivo de la Cámara Argentina de la Industria del Reciclado Plástico (CAIRPLAS), José Luis Picone, destacó el crecimiento constante del sector, al que describió como un claro ejemplo de economía circular. “Este residuo puede ser valorizado y volver a ser utilizado para fabricar productos”, afirmó.
Asimismo, la industria emplea de forma directa e indirecta aproximadamente a 12.000 personas. Si se suma a los recuperadores urbanos, con respecto al plástico solamente, serían unas 60.000 más. La actividad del sector ha tenido una baja debido a la recesión económica del país, pero todavía no hay cierres de empresas.
El directivo de CAIRPLAS, cámara que ya cuenta con más de 15 años de existencia y 30 asociados en todo el país, señaló a serindustria.com.ar la necesidad de contar con una normativa para la Responsabilidad Extendida del Productor (REP). Aunque en el pasado hubo algunos proyectos de ley en el Congreso de la Nación para este tema, en la actualidad no hay ninguno.
En este sentido, Picone explicó que en la REP entran “residuos de aparatos eléctricos y electrónicos, neumáticos usados, baterías de plomo ácido. Hay infinidad de productos, que no sólo son de plástico”. Al respecto, aclaró que el concepto de la REP es que “quien pone el producto en el mercado es responsable del producto al fin de su vida útil, para que ese residuo tenga una gestión adecuada”.
“Hoy paga el contribuyente”
Aclaró que actualmente, el costo de la logística de recolección de esos residuos lo asumen los municipios. “Finalmente,son impuestos, lo pagan los contribuyentes”, dijo y señaló que con una normativa “serían los productores deberían hacerse cargo de solventar la gestión de los residuos”.
En ese marco, también es necesaria una ley de Envases. “Los proyectos más aceptados por la industria, tienen la posibilidad primordial y principal de que sean los productores, quienes se hagan cargo de la gestión integral de estos residuos, ya sea por empresa o formando algún consorcio de empresas”, explicó.
El directivo de CAIRPLAS señaló que “en Europa hay infinidad de ejemplos de ese tipo”. A su vez, planteó que una segunda alternativa es que los productores tengan “lo que se llama un sistema de depósito devolución y retorno. Es el caso típico que todos conocemos de las botellas de cerveza de vidrio”.
También sumó que los proyectos que circulan en el sector dan una tercera posibilidad en la que “si la empresa que pone los envases en el mercado no se hace cargo de ninguna de las dos opciones anteriores, pague alguna tasa para que el Estado se haga cargo de la gestión”.
Pese a esta falta de marco normativo, las empresas del sector han realizado grandes
inversiones a lo largo de los años. “Hoy el sector está reciclando 300.000 toneladas. Con las leyes esto va a aumentar, no me queda ninguna duda”, aseguró.
Desafío
“El gran desafío de la industria recicladora es fabricar un producto final de calidad constante, a partir de residuos que todos los días son distintos y están sucios”, señaló Picone.
Ante este escenario, desde CAIRPLAS junto al Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) desarrollaron un protocolo de calidad para la industria recicladora. Para obtener la certificación, las empresas reciben una auditoría de INTI y una vez que aprueban la aprueban pueden utilizar el sello INTI CAIRPLAS.
Asimismo, remarcó que “es muy importante que todos los eslabones de la cadena, empezando por nosotros, hagamos las cosas que tenemos que hacer”. En este sentido, indicó que es fundamental que los ciudadanos separemos los residuos reciclables de los que no lo son.
“En general decimos secos y húmedos, donde en húmedos están todos los restos de comida, etcétera. Y todos los secos son reciclables. Esto se llama separación en origen”, contó. Al explicar el proceso, indicó que luego viene lo que se llama recolección diferenciada. Los recuperadores urbanos o los municipios recogen estos residuos en forma separada del resto, es necesario que no se mezclen. Después deben ir a un centro de clasificación, donde se separa el vidrio, el metal, el papel, el cartón y los plásticos.
Ahí esos materiales pueden llegar a la industria recicladora, que los vuelve a reclasificar por si hubiera alguna mala clasificación. Se muelen, se lavan, se funden, se extrudan, se fabrica la nueva materia prima y se hace el control de calidad.
“A partir de ese momento ingresa la industria plástica, que es otro eslabón de la cadena, que fabrica los nuevos productos que van a las góndolas o a los negocios donde los compramos nuevamente. Así vemos cómo los ciudadanos están al comienzo y al fin de la cadena. Esa es la circularidad que tiene este proceso”, concluyó Picone.